Londres  a 5 de octubre de 1911

 

      Estimado señor Lawrence:

 

  Antes que nada permítame felicitarle por  conservar su estilo narrativo intacto, es usted uno de los pocos escritores realmente originales de nuestros días. Sobre su nuevo cuento, por favor relájese en el tono moralizante. Después de todo, estamos en el nuevo siglo. El tono emotivo y americano es lo que nuestros lectores más necesitan para decidirse a formar parte del progreso de esta gran nación.

 

    Estoy de acuerdo en que pongamos una fecha para que venga a verme. Usted sabe mejor que nadie, que las puertas de la editorial Duckworth están siempre abiertas para recibirle. No se preocupe por los manuscritos, con nosotros están en buenas manos.

 

  Permítame agradecerle por invitarme a su boda, el ágape estuvo fantástico. Comí hasta saciarme y después seguí comiendo aún más. La señorita Louie lucía fantástica con su vestido blanco de larga cola y generoso escote. Bailé un par de canciones con su madre y descubrí, no sin cierta pena, que es usted huérfano de padre. Lidia y yo congeniamos de maravilla. Me invitó a pasar el fin de semana en su casa de campo. Sobra decir que acepté. Jugamos al squash y nadamos en la piscina, tiene unas instalaciones maravillosas. Si tengo algo de suerte pronto seremos de la familia. Me despido solicitándole que continúe con su excelente redacción.

 

 

 

 

Eduard

 

 

 

 

 

 

ãJORGE GULÍAS MERELLES